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domingo, 21 de enero de 2007

BARÇA 3 - 0 Nástic

El Barcelona se resarció de su última derrota en la Liga contra el Espanyol con una fácil victoria ante al Nàstic en el Camp Nou (3-0) y es el nuevo líder de la Liga y el campeón de invierno. Saviola y Giuly marcaron los tantos azulgranas en el peor partido del Barça esta temporada en el Estadi.

El Barça consiguió el objetivo previsto: ser campeón de invierno y recuperar el liderato y la senda de la victoria en la Liga, a costa de un débil Nàstic que acabó goleado con total claridad (3-0), con dianas del enrachado Saviola, Giuly e Iniesta. Y con la ley del mínimo esfuerzo. Otro partido para olvidar y el Barça ya se parece al Madrid de Capello: gana sin convencer ni dar espectáculo.

Frank Rijkaard dispuso de inicio un equipo nuevo, con hasta cinco cambios respecto a la última derrota en la Liga contra el Espanyol. Tres novedades en defensa -Oleguer, Thuram y Zambrotta- por unos 'castigados' Belletti, Márquez y Gio, una en el centro del campo -Deco por Iniesta- y una delante más que cantada -Saviola por Gudjohnsen-. El Nàstic, por su parte, hizo debutar al 'Pampa' Calvo y César Navas en la zaga, sus dos novedades del mercado de invierno.

El Barça empezó de la peor manera: ofreciendo más de lo mismo. Sin ritmo, sin control de balón, sin precisión en el pase. Ni ante el colista de la Liga, un Nàstic desubicado pero con más ganas que los azulgranas, parecía el Barcelona querer pasar página y mejorar un juego que seguía sin aparecer. Otra vez desaparecidos en combate.

El grana Abel Buades dio el primer aviso en un disparo alto en el minuto 10 y Calvo anulaba completamente a un desaparecido de nuevo Ronaldinho. Hasta la llegada, cómo no, del 'Conejo'. No hay nada como estar y sentirse en racha.

Saviola adelantó al Barcelona con un remate a la media vuelta en el minuto 17 que tapaba todos los males del Barça. 1-0, liderato y campeonato de invierno. El enrachado 'Pibito' aprovechó uno de tantos despistes defensivos del Nàstic en esta Liga y marcó tras recibir una asistencia de... Oleguer.

El canterano, por sorprendente que parezca, se convirtió en el mejor azulgrana de la primera mitad. Su capacidad de desborde, su ambición ofensiva, su hambre de balón valía por todos sus compañeros. Arriba y abajo, Oleguer, omnipresente y un espejismo en un desierto de juego culé.
Pero nada cambió tras el gol. O fue a peor. Tímidos silbidos en el minuto 35. Por una vez, y sin que sirva de precedente por aquello de la obligación de animar siempre al equipo de casa, fueron justos. El juego del Barça brillaba por su ausencia. Sin tensión, sin intensidad, sin motivación. Como ya va siendo habitual en los últimos encuentros para más desgracia barcelonista. El equipo no funciona y ya empieza a ser preocupante.

Saviola remató de cabeza al palo, tras una falta previa, en el minuto 37 y el árbitro no vio un claro penalty de Mingo a Giuly en el 39. Claro que también perdonó la clara expulsión de Deco cuatro minutos antes. Y llegó el silencio. O el pasotismo, llámenle como quieran, de los casi 75.000 espectadores ante el mal juego del equipo. Descanso y a verlas venir en la segunda parte.

MÁS DE LO MISMO

El bostezo se hizo ya insostenible en la reanudación. ¿Y el rival? Ni se le vio en la primera mitad y poco, muy poco, en la segunda. Inocente y flojo como el propio encuentro. Un Barça sin actitud, con desidia y con muy poca voluntad, apenas ofreció chispas, chispitas, de algo denominado en su día fútbol. Pero es que ya ni corren. Igual es que van tan sobrados que se piensan que los partidos se ganan solos.

Rijkaard debe reconducir todo esto. Y con la máxima rapidez posible para salvaguardar debacles mayores mucho más adelante. ¿O es que el 'salvador' Eto'o podrá con todos los problemas de golpe? Ni con Iniesta en el campo. Perdonen, pero minuto 60 y ni una jugada de peligro ante el marco de un Bizzarri totalmente inactivo. Están todos completamente 'out' y protagonizan un partido único por horroroso y nefasto como no se había visto hasta ahora esta temporada en el Camp Nou.

Primer disparo a puerta tras el descanso. Oleguer, minuto 61. Sobran las palabras para explicar lo que está pasando sobre el césped. Desconocido Barça o no, conocido según el rendimiento de los últimos encuentros. ¿Hasta cuándo? Ya se pondrán las pilas cuando vengan los buenos. La mentalidad ya se supone volverá con los grandes.

Segundo disparo. Oleguer, de nuevo, minuto 64. Ni se lo cree. Es el único que se atreve a llegar arriba. Rechaza Bizzarri y Giuly envía fuera por poco. Por fin una mínima jugada trenzada de peligro. Oleguer, el único, salido del todo. Excelente su partido 100 con la camiseta barcelonista.

Pero quedaba lo mejor de la esquizofrenia culé. Kafkiano. Cambio de Guddy por Saviola y pitada general a Rijkaard. Casi nada. Claro que el mundo del balón pone a cada uno en su sitio y, en la jugada siguiente (minuto 67'), gol de Giuly. La sentencia. Centra Ronaldinho (¿ah? ¿pero jugaba?) desde la derecha al segundo palo y remata el islandés Gudjohnsen de cabeza, picando de arriba a abajo, salva bajo los palos Abel Buades y el rechace, a la media vuelta, del pequeño gran hombre Giuly, que acaba dentro de la portería tras tocar en César Navas. 2-0 y a no sufrir.
Pero tiempo hubo hasta de un tercero. Aunque sólo fuera para confirmar que la del Nàstic es una de las peores defensas de la Liga, tras una monumental 'pájara' general de la zaga grana, Iniesta aprovechó con un tiro ajustado al palo con la izquierda para cerrar un partido (3-0) que, visto lo visto, no pasó a la historia. O sí, a la de los encuentros para quitar cuanto antes de la mente.

Goleada y silbidos. El Camp Nou no es resultadista y no quiere parecerse en nada al Bernabéu. Líderes, igualados a puntos con el Sevilla, campeones de invierno y con un partido menos. El miércoles, contra el Betis en el encuentro aplazado, incluso pueden desmarcarse en la cabeza de la tabla.

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